Mudarte de país no es nada especial. Miles (¡millones!) de personas lo hacen todos los años. Pero, al mismo tiempo, es una experiencia única que muchas personas viven de forma diferente.
Antes de mudarme a Philadelphia, compré pasajes en tren para visitar Nueva York. Todavía no me había ido, pero ya tenía una fecha para volver. En esa visita en particular, durante la FIL NYC, compré Migrar y otras artes de Claudia Salazar. Este libro me llamó la atención por dos motivos: la autora es peruana (como yo) y había migrado a Nueva York (de nuevo, ¡como yo!).
Con tantas similitudes y al ser un libro corto, comencé a leerlo ese mismo día. Mi celular había tenido el mal gusto de quedarse sin batería, así que lo cargué en el primer enchufe que encontré. Felizmente, tenía este y muchos libros para hacerme compañía.

Pero Migrar y otras artes no es un libro para leer así no más, especialmente si eres emigrante. Y es que pone en palabras muchos sentimientos y experiencias que suelen estar muy presentes, pero a las que no siempre les damos la importancia que merecen. Por eso, estoy muy contenta de haberlo dejado de lado en ese momento y haberlo retomado este me, con el tiempo y la calma que se merece.
Lo primerísimo
Antes de leer a Claudia Salazar, hay que pasar por su prologuista: Fernanda García Lao. En las cortas páginas que tiene, nos ofrece una antesala brutal a un diario íntimo, donde las experiencias mundanas e inevitables de la migración toman aires de grandeza.
Algo del prólogo que se ha quedado muy grabado en mí, y luego se desarrolla muy bien en el libro, son dos experiencias clave de los primeros días y el primer año en una nueva ciudad: la primera compra y el primer invierno. Y lo que esto marca. Pero esas son historias más largas que me guardo para otro día.
Todo lo que pasa
No quiero revelar mucho, porque creo que cada parte del libro resuena distinto según tu propia experiencia migrando.
Un concepto que me fascinó fue el de “salir del closet” de la migración: al principio, cuando llegas a un sitio nuevo, estás ahí para estudiar, trabajar, etc. Eventualmente, ya eres de ahí.
Lean el libro para que sepan cómo le pasó a Claudia. A mí, curiosamente me pasó en Charlotte. Después de dos semestres de maestría, me mudé un verano para una pasantía. Al Una noche, alguien me pregunto de dónde era. Contsté “de Perú” (obvio), pero el chico con el que estaba saliendo, al mismo tiempo, dijo: “New York”. Al explicar que yo respondía según donde nací y él según donde vivía, las 4 o 5 personas del grupo me dijeron: “Well, you’re from New York, then”.
La verdad, no. Yo soy de Perú. De Lima. Pero a veces, la percepción que uno tiene de sí mismo y la que otros tienen de ti son muy diferentes. ¿Sabes quién sí entiende tu percepción? Otros migrantes.
Empezando conversaciones
Creo que este libro, además de estar muy bien escrito, da mucho en qué pensar sobre tu propia experiencia. A mí me ha llevado a reflexionar sobre cosas a las que no había prestado atención o en las que no pensaba hace tiempo. Pero, sobre todo, me ha permitido empezar conversaciones para conocer mejor a otros.
Mi esposo y yo, los dos nos acordamos de lo primero que compramos y nuestros primeros invierno después de mudarnos (él a Chicago y yo a NY). Nuestro momento “Welcome to NY”. Lo difícil que es explicar que, aunque somos de un lugar, no siempre venimos de ahí.
Un libro que recomiendo a todas las personas que se han mudado de país o de ciudad en algún momento de su vida.
¡Gracias por leer esta reseña!
Nuevoautor está en un proceso de cambio que me tiene muy emocionada. Si no lo vieron, ayer publiqué la primera parte de una serie dividida en cuatro, sobre mi experiencia en la moda sostenible.
Si te interesa escribir o conversar sobre libros y escritura, quiero conversar contigo. Y no dejes de leer Migrar y otras artes. Está bueno.
Besos,
MG